LISTOS LOS GANADORES DE LOS PREMIOS MUNICIPALES 2019
Por resolución del Concejo Metropolitano de Quito, en reunión del martes 26 de noviembre, se aprobaron los veredictos de los ganadores y ganadoras de los Premios Municipales 2019 en los ámbitos CULTURALES, ARTÍSTICOS, CIENTÍFICOS Y EDUCATIVOS.
Estos reconocimientos otorga el cuerpo edilicio con motivo de la celebración del Día de la Interculturalidad Quiteña, cuya ceremonia se realizará el domingo 01 de diciembre, a las 19:00, en el Teatro Capitol.
Las postulaciones fueron presentadas con el apoyo de un miembro del Concejo Metropolitano, una organización social legalmente constituida, la empresa editorial que publicó la obra o la produjo, o por un grupo de personas proponentes y se receptaron desde el lunes 05 de agosto del 2019 hasta el viernes 13 de septiembre de 2019, en el Centro Cultural Benjamín Carrión, las cuales debieron cumplir obligatoriamente los requisitos detallados en la página web: www.quitocultura.com, correspondiente a Premios Municipales 2019.
CUADRO DE GANADORES, JURADOS Y VEREDICTOS DE LOS PREMIOS CULTURALES, ARTÍSTICOS, CIENTÍFICOS Y EDUCATIVOS 2019
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Isabel Tobar Guarderas (Ciencias sociales)Obras Concursantes: 37 | Extractivismo, (neo)colonialismo y crimen organizado en el norte de Esmeraldas | Michel Lapierre Robles y Aguasantas Macías Marín | Dr. Jorge Daniel VásquezMg. Sofía Luzuriaga
Dr. Rafael Polo |
“Por su contribución al estudio del Ecuador desde el análisis de las estructuras y las prácticas de la violencia y el racismo, con una mirada disciplinar abarcante, con una comprensión de los procesos en la larga duración y con un anclaje transversal en la desposesión territorial y simbólica. El texto resume la necesidad de mirar los problemas estructurales como vehículo explicativo de los procesos de acumulación desde la economía política, la antropología, la historia y la sociología”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Enrique Garcés (Ciencias biológicas)Obras Concursantes: 7 | Arrinconados en la selva. Salud mental y educación en las comunidades Waorani de Guiyero, Timpoka y Ganketapare | Marie-France Merlyn Sacoto | Mg. Tatiana JaramilloDra. Nora Oleas
Mg. Patricio Mena |
“Por ser una obra innovadora que trata un tema poco explorado sobre la salud mental y la educación en un grupo humano particularmente complejo y amenazado. El manejo conceptual de la información y las actividades planteadas en la metodología están de acuerdo con la propuesta de la obra. Todo esto, sumado a una presentación atractiva y un estilo claro y fluido, la convierten en una obra de impacto.”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
José Mejía Lequerica (Historia nacional y ciencias políticas)Obras Concursantes: 22 | De esclavizados a comuneros. Construcción de la etnicidad negra en Esmeraldas, siglos XVIII-XIX | Rocío Rueda Novoa | Dra. Viviana Velasco
Mg. Luis Esteban Vizuete Dra. María Elena Bedoya |
“Por su gran aporte historiográfico pues al abordar la construcción de la etnicidad negra en los siglos XVIII y XIX se enfrenta a la dificultad de acceso a las fuentes, reconstrucción de las voces y los sujetos históricos estudiados, y a la escasa bibliografía sobre el tema. El libro de Rocío Rueda provoca una reflexión en el presente al conectar las narrativas históricas con las problemáticas locales y globales vinculadas al racismo, la exclusión y la invisibilización de diversas poblaciones. Además pone en evidencia las estrategias de acción política de estas comunidades para reproducir su vida cotidiana y su resistencia a los poderes hegemónicos.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Jorge Carrera Andrade (Poesía)Obras Concursantes: 42 | Oscuridad arriba | Antonio Correa Losada | Mg. Santiago VizcaínoDra. Sonia Manzano
Esc. Roy Sigüenza |
Libro “cuyos textos de hondo y maduro lirismo ofrecen como rasgo recurrente la construcción de estructuras precisas de insólita calidad estética.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Joaquín Gallegos Lara (Cuento)Obras Concursantes: 23 | El manual de la derrota | José Hidalgo Pallares | Lic. Sandra ArayaDra. Álvaro Alemán
Mg. Marcela Rivadeneira |
“Debido a la cohesión conceptual del libro que revela una sensibilidad que emerge de forma paulatina a lo largo del texto. Se evidencia también una meditación sobre la masculinidad contemporánea. También hemos considerado que la curaduría editorial del libro es destacable.”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Joaquín Gallegos Lara (Novela)Obras Concursantes: 24 | El nuevo Zaldumbide | Salvador Izquierdo (Jorge Izquierdo Salvador) | Dr. Francisco ProañoDra. Alicia Ortega
Dr. Esteban Mayorga
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Otorgar el premio por: “Su capacidad lúdica de interpelar a una obra y figura relevante del canon ecuatoriano. La construcción de una escritura que pone en juego una multiplicidad de registros narrativos. La consecución de un universo ficcional que pone en movimiento la sensibilidad lectora. La búsqueda de abrir relatos alternos de cara al formato del libro en sí como objeto”.
“Francisco Proaño quisiera dejar claro que coincidiendo en los valores señalados por los jurados Alicia Ortega y Esteban Mayorga sobre El nuevo Zaldumbide, otorga su voto por la novela La escalera de Bramante del autor Leonardo Valencia, en consideración a las calidades estructurales y estilísticas de un texto en el que se imbrican convincentemente varias dimensiones culturales, políticas y estéticas.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Joaquín Gallegos Lara (Teatro)Obras Concursantes: 3 | El jurado lo declaró desierto | Mg. Gabriela PonceMg. Santiago Villacís
Inv. Genoveva Mora |
“En sus deliberaciones ha reconocido el potencial de las obras participantes. Sin embargo, considera que no cumplen con los expectativas dramatúrgicas para obtener uno de los premios que representa a la ciudad, razón por la cual ha decidido declarar desierto el Premio Joaquín Gallegos Lara, Categoría Teatro.” | |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Manuela Sáenz (Género)Obras Concursantes: 7 | Moral y orden. La delincuencia y el castigo en los inicios de la modernidad en Ecuador | Ana María Goetschel | Dra. Soledad Álvarez
Dra. Sofía Zaragocín Dra. Cristina Burneo |
“Moral y orden se constituye en un aporte excepcional de la teoría feminista de Estado y del pensamiento feminista sobre prisiones a la reflexión contemporánea. El pensamiento de Ana María Goetschel, original, riguroso, abarcador y enormemente íntegro, es fundamental para comprender el presente de la violencia de Estado y los cuerpos que éste selecciona hoy para reprimir y anular.” (Fragmento del veredicto) |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Darío Guevara Mayorga(Cuento): 26
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Niños de agua | Sandra de la Torre Guarderas | Mg. Miriam NavarreteMg. Reyva Franco
Mg. Emilia Andrade |
“Debido a la temática novedosa, abordaje de un tema actual y complejo, por el buen uso de recursos literarios como la metáfora y el juego intertextual, y la resolución esperanzadora del conflicto, potenciada por un final abierto.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Darío Guevara Mayorga(Novela)
Obras Concursantes: 20 |
Maura | Marialuz Albuja Bayas | Mg. Carolina Bastidas
Mg. Santiago Andrade Mg. Mildred Nájera |
“Debido a que es una narración que presenta la historia desde diversos ángulos y tiempos, haciéndolos converger sin afectar el hilo narrativo. Logra retratos y voces verosímiles de los personajes. Posee una trama que envuelve con indicios bien conectados y un relato redondo en la identificación de emociones entre personajes, como espejos. Tiene un manejo del tiempo y espacio original, acorde con el tono de la historia. Maura es una historia terrible, trágica, atenuada con la belleza del lenguaje y necesarios toques de humor” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Darío Guevara Mayorga(Poesía)
Obras Concursantes: 5 |
El jurado lo declaró desierto | Mg. Miriam NavarreteMg. Reyva Franco
Mg. Emilia Andrade |
“Declarar DESIERTO el Premio Darío Guevara Mayorga, Categoría Poesía debido a que ninguna de las obras, en su conjunto, destaca por su calidad literaria para ser considerado ganador dentro de los premios de la ciudad.”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Darío Guevara Mayorga(Ilustración gráfica) Obras Concursantes: 59 |
Un amigo inesperado | Santiago González | Ilus. Sofía AcostaMg. Gisela Calderón
Ilus. Gerald Espinoza |
“Debido a su coherencia gráfica y textual, logrando una obra sólida que refleja su oficio como ilustrador y autor” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
José Peralta (Crónica y testimonio periodístico)Obras Concursantes: 9 | Volcánica | Sabrina Duque | Mg. Santiago RoseroLic. Mónica Almeida
Mg. Fausto Rivera |
“Obra que presenta un adecuado equilibrio entre estilo narrativo e información de fondo. Se trata de una propuesta que hilvana una historia personal con una atenta observación de los acontecimientos políticos y sociales de su país de adopción, Nicaragua. La autora, mientras reflexiona acerca de la importancia de os volcanes en la historia y en la vida cotidiana de los nicaragüenses, asiste a la revuelta social de abril del 2018 en contra de Daniel Ortega, y logra articular, de una manera atractiva y rigurosa, una historia compacta que abre una ventana para que los lectores puedan entender la realidad contemporánea de ese país.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
José María Velasco Ibarra (Derecho Público)Obras Concursantes: 13 | El deber de contribución al gasto público | Eddy María de la Guerra Zúñiga | Dr. José SuingDr. Emilio Suárez
Dr. Diego Peña |
“Debido al adecuado y profundo tratamiento al tema específico del derecho financiero que contribuye a la discusión de esta área del derecho. El jurado quiere resaltar el rigor académico de la obra.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Augusto San Miguel (Video de corta duración)Obras Concursantes: 4 | Ovejas | Daniel Yépez Brito | Cineasta Ana Cristina BarragánCineasta Rafael Barriga
Lic. Paúl Narváez |
“Por su logrado trabajo con la metáfora entre realidad y ficción y su bello abordaje de la fragilidad de los seres vivos.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Ernesto Albán Mosquera (Video de mediana y larga duración)Obras Concursantes: 7 | Espinos y cardos | Andrea Miranda Salguero | Cineasta Ana Cristina BarragánCineasta Rafael Barriga
Lic. Paúl Narváez |
“Por su retrato a profundidad de un personaje de la ruralidad desde una mirada autoral honesta.”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Agustín Cuesta Ordóñez (Producción cinematográfica)Obras Concursantes: 4 | Estación Polar | David Holguín | Cineasta Ana Cristina BarragánCineasta Rafael Barriga
Lic. Paúl Narváez |
“Por ser un documento histórico que retrata una generación y una época en Quito con un tono arriesgado.” |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Francisco Tobar García (Producción Teatral)Obras Concursantes: 17 | Papakuna, Agroteatro Cómico Cultural | Colectivo Yama | Mg. Dolores OrtizMg. Andros Quintanilla
LIc. Tanya Sánchez |
“Por su pertinencia temática y profundidad investigativa que se ve reflejada en una puesta en escena cuidadosamente estructurada que integra de forma consistente e innovadora los lenguajes de su partitura escénica. Se resalta el aporte que esta obra hace a las artes escénicas locales al incluir en su propuesta a públicos diversos”. |
PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Sixto María Durán(Música académica)
Obras Concursantes: 12 |
Composiciones para un violoncello | Ana González Gamboa | Mas. Jorge CamposMas. Pablo Guerrero
Mas. Andrés Torres |
“Debido a sus cualidades técnico-musicales innovadoras, con lo que aporta de manera significativa a la renovación del lenguaje musical.”
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PREMIO | OBRA GANADORA | AUTOR | JURADOS | VEREDICTO |
Luis Alberto Valencia (Música popular ecuatoriana)Obras Concursantes: 12 | Tejiendo sonidos de la tierra | Agrupación Awak Taki | Grecia AlbánMariela Condo
Hernán Guerrero |
“Por la originalidad de su propuesta, la composición y arreglos musicales, y su capacidad de transmitir emociones universales a través de la música tradicional.” |
MENCIONES
PREMIOS | TITULO | AUTOR |
José Mejía Lequerica (Historia nacional y ciencias políticas) | Fidelismo, realismo y contrarrevolución en la Audiencia de Quito | Alexandra Sevilla Naranjo |
José Mejía Lequerica (Historia nacional y ciencias políticas | Incivil y criminal. Quito como escenario de construcción estatal de la delincuencia entre los decenios 1960 y 1980 | Andrea Aguirre Salas |
Jorge Carrera Andrade(Poesía) | Dammerung (o cómo reinventar a los ídolos) | Juan Romero Vinueza |
Jorge Carrera Andrade(Poesía) | Deterioro | Rocío Soria |
Joaquín Gallegos Lara(Cuento) | La primera vez que vi un fantasma | Solange Rodríguez Pappe |
Manuela Sáenz(Género) | Los senos maravillosos | Karina Sánchez |
Darío Guevara Mayorga(Novela) | Bolundún | Ana Carlota González |
Darío Guevara Mayorga(Ilustración Gráfica) | ¡A comer! Recetario ilustrado de los pueblo del Ecuador | Alice Bossut y Marco Chamorro |
Darío Guevara Mayorga(Ilustración Gráfica) | Quito | Roger Ycaza |
Ernesto Albán Mosquera (Video de mediana y larga duración) | Huaca | Mishell Echeverría Borja |
Sixto María Durán(Música académica) | Gotas de rocío en la warmi rasu | Wilson Haro López |
Sixto María Durán(Música académica) | El Quinde, el fuego y el gigante | Jorge Oviedo Jaramillo |
Sixto María Durán(Música académica) | Dúo No.1 | Christian Javier Arias |
Luis Alberto Valencia (Música popular ecuatoriana) | Vientos Mitad del Mundo | Quinteto Vientos Mitad del Mundo |
Escribo y leo contra las certidumbres autoritarias
Tras el fallo de los Premios Culturales, Artísticos, Científicos y Educativos 2019 del Municipio de Quito, se ha cuestionado al jurado y sus lecturas. 1.- La potencia de lo múltiple Se me acusa, como parte del jurado que confirió el Premio Joaquín Gallegos Lara 2019 a la novela de Salvador Izquierdo, de “cierta opacidad en los propósitos”: “La prueba de ello está en los textos”, dice Fernando Balseca en “¿Qué significa un premio literario?” (El Universo, diciembre 20). Los textos aludidos son El nuevo Zaldumbide, de Izquierdo, y La escalera de Bramante, de Leonardo Valencia. Comienzo por señalar que los textos no son cosas muertas que portan “pruebas” irrebatibles por fuera del acto de lectura. Nada más carente de soporte que pedirle a un texto “pruebas” para demostrar que es mejor que otro. Lo polémico del asunto es que las acusaciones esgrimen tales criterios solo porque no fue premiada la novela por ellos preferida. Es decir, si mi lectura no coincide con la tuya es denostada. Sabemos por la historia colonial, patriarcal e inquisitorial que existe una vieja tradición persecutoria de cacería de brujas: mi verdad es herejía, mi posición es ilegítima, mi voz un ininteligible parloteo. Esa pretensión de objetividad quiere basarse, según el artículo, en medibles criterios de número de páginas, tamaño de letra y sello editorial. Conviene recordarle al autor de tales argumentos que esos criterios pertenecen al ámbito de la diagramación y del mercado. Carlos Arcos, en “Yo, lector, y el Premio Joaquín Gallegos Lara” (Plan V, 1 de diciembre) también se vale de una exigencia de objetividad: “Algo de objetividad debe fundamentar sus decisiones”, le reclama al jurado. Sostiene que “solo el tiempo podrá dar a una novela el lugar que le corresponde en el torrencial río de la literatura”. ¿Cuál es “el” lugar que a un libro le corresponde? Un texto vivo ocupa y activa más de uno. Señores, no me interesa la “comprobación objetiva”. Cuidemos que no todo sea visible, susurran las brujas. Cuidemos los mantos, las torsiones, los intersticios, la potencia de lo múltiple, de lo imprevisto, de las incertidumbres, de los devenires que rompen todo modelo unificador. 2.- Corifeo en tres escenas I. Arcos, a partir de una sesgada y descontextualizada lectura que hace de mi libro Fuga hacia dentro. La novela ecuatoriana en el siglo XX. Filiaciones y memoria de la crítica literaria (2018), plantea que no he sido honesta en mi juicio al momento de premiar a Izquierdo, puesto que dado mi “radical desacuerdo” con el libro de Valencia, El síndrome de Falcón, no he sabido leer su novela concursante. Es decir, ¡porque no concordamos en nuestras lecturas pone en duda mi honestidad profesional! ¿Será que cada quien juzga en función de cómo actuaría poniéndose en el lugar del otro? ¿Por qué el “yo lector” opta por poner en entredicho el juicio crítico de quien no piensa como él? ¿Vieja práctica patriarcal esa de señalar, desacreditar, acusar, deslegitimar los criterios de una mujer? ¿Resulta tan insoportable la alteridad? Solo en ámbitos de autoritarismo se desestima el posicionamiento distinto y diferente, el pensamiento que disiente. II. Leonardo Valencia circuló el 19 de diciembre de 2019, en Facebook, el texto “En homenaje a Lupe Rumazo”, en el que lamenta la injusticia que la crítica ecuatoriana ha cometido con la escritora mencionada. Como “hecho” probatorio, reclama la ausencia de Rumazo en mi libro Fuga hacia dentro. Valencia afirma: “Hay un cierto infantilismo generacional en la apresurada acusación a los intelectuales hombres de no dar cuenta de escritoras, cuando ellas mismas no lo han hecho. La injusticia literaria en el caso de Lupe Rumazo no tiene género, pero sí condición moral: la desidia o la simple pereza intelectual”. ¿A qué generación se refiere? Imposible de responder porque no ofrece ningún nombre (solo el mío es claro porque soy la autora del libro cuestionado). Sí me queda clara la naturaleza de la acusación de “infantilismo”: típicamente misógina. Conocemos el vocabulario utilizado cuando los hombres se arrogan la autoridad de la verdad: Ustedes mujeres, repite el corito, no saben nada. Son inmaduras. Son infantiles. La segunda acusación apela a la “moral”, en nombre de una supuesta “desidia” y “pereza intelectual”. Aquí vale una precisión. Recordarle que en 2004 Jorge Enrique Adoum coordinó, con Editorial Eskeletra, una Antología Esencial Ecuador Siglo XX, en cinco tomos. El volumen dedicado al cuento ecuatoriano, a mi cargo, incluyó a Lupe Rumazo. Y esa decisión respondió al magisterio de Cecilia Ansaldo. Fue Cecilia quien no dejó nunca de referirse a ella desde hace varias décadas en su infatigable trabajo por destacar el aporte de escritoras ecuatorianas. Importa también subrayar que mi libro sobre la novela ecuatoriana no se propuso dar cuenta de la totalidad de las novelas escritas en el país en el lapso de cien años. No es un libro de historia, ni tiene un afán enciclopédico. Como todo trabajo de investigación, su corpus responde a un conjunto de preguntas que me acompañaron: la narrativa realista de los 30, sus disputas con la vanguardia, la producción crítica literaria de la primera mitad del siglo XX, los debates en torno a la obra de Jorge Icaza y Pablo Palacio, la representación del sujeto intelectual como eje articulador de un significativo corpus novelístico y ensayístico de la segunda mitad del siglo pasado. Señores, no hace falta que enmienden o completen mi lista de novelas estudiadas. Elaboren sus propias lecturas y hagan buena plana, no vaya a ser que la desidia y la pereza les gane. III. Wilfrido Corral publica en la revista Casa Palabras, # 41, “De la crítica nacional a una nacionalista”. Además de decir lo que debía yo haber hecho y cómo (más una suma de calificativos vilipendiosos), hay dos momentos que exigen detenimiento. Asevera que mi libro Fuga hacia dentro ha sido escrito con “fidelidad ideológica y metodológica a una universidad estatal estadounidense, con mayor rédito para redentores del ‘Otro’ preocupados por interpretaciones nativas in situ”. La universidad a la que se refiere con afán denostador es la de Pittsburgh, cuyo Departamento de Lenguas y Literatura Hispanoamericana es uno de los más prestigiosos en el medio académico, que tiene a su haber docentes de tan alto rango como Antonio Cornejo Polar, John Beverley, Gerald Martin, Mabel Moraña, Áurea Sotomayor, Juan Duchesne, Jêrome Branche, y puedo seguir con la lista de quienes han sido mis maestras. ¿Y ese menosprecio hacia el “Otro”? ¿Incomodidad con respecto a los estudios culturales, latinoamericanistas, poscoloniales, decoloniales, feministas? ¿Minimiza lo que no conoce? El segundo momento es la acusación de “patriarcalismo” a mi ejercicio crítico por no incluir a Lupe Rumazo en mi estudio y porque disiento de las tesis de Valencia. Lo que me sorprende es la utilización del calificativo por parte de quien ha recurrido a formas de violencia patriarcal en el mismo artículo. Con respecto a mi crítica a El síndrome de Falcón, dice: “Es una crítica débil al enfocarse en lo que cree que le falta en vez de lo que sí contribuye Valencia”. ¿Por qué Corral no pone en práctica lo que predica? Es decir, ¿su crítica a mi libro es débil porque no observa sus contribuciones? Mejor escriba una historia de la literatura ecuatoriana, elabore su corpus y se ponga a leer la producción ecuatoriana actual, que, por cierto, desconoce. De lo contrario, difícil comprender cómo puede afirmar en una entrevista publicada el 25 de junio de 2019, en El Comercio, que en nuestro país algunas autoras “se han puesto de moda”, y se pregunta: “¿Qué hubiera pasado si las novelas de estas autoras (no dice sus nombres, dice “algunas”) hubieran sido publicadas por editoriales nacionales como Eskeletra o El Conejo? Yo sospecho que, con la excepción de Mónica Ojeda, se hubieran quedado en nada”. La literatura ecuatoriana escrita por mujeres hoy en día ha renovado con estremecedora fuerza nuestro escenario literario. Son muchas las escritoras que nos representan, que son premiadas, leídas, antologadas, invitadas, publicadas dentro y fuera del país. ¿Cómo nombramos esa manera de descalificar el trabajo de mujeres sobresalientes? 3.- Por la belleza de las cosas que subsisten fragmentadas, vacías de finalidad Balseca sostiene también que la novela galardonada es “una reflexión sin invención, como algunas apuestas narrativas de hoy”. Por los argumentos presentados, que reducen la novela a “una narración bien escrita que registra cómo el regalo de un abuelo puede despertar significados muchos años después”, sospecho que aquello de la falta de invención quiere decir ¿falta de imaginación narrativa? En el ensayo de Didi-Hubeman, Cuando las imágenes tocan lo real, me encuentro con esta provocativa línea: “Es una enorme equivocación el querer hacer de la imaginación una pura y simple facultad de desrealización”. La imaginación no es una entelequia desasida de la realidad, descosida de la materialidad de quien escribe y en la que ella habita. No pertenece a una realidad etérea y vaciada de materia corporal. En resonancia con estas ideas, ¿acaso el documento o la memoria están despojadas de fuerza imaginativa? El nuevo Zaldumbide pone en crisis la forma novela tradicional. La voz del narrador explora múltiples derivas a partir de un poderoso juego creativo de conexiones e itinerarios que ensambla infatigablemente el ahora de la escritura con fragmentos de una memoria autobiográfica. Me gusta la provocadora mostración del archivo que esa voz inquiere: el archivo literario ecuatoriano al que no deja de remitirse de manera lúdica, para apropiarse de libros, biografías, novelas que el autor trasiega y trae a la escena narrativa. Porque de una reflexión acerca de la lectura y de la escritura se trata, de filiaciones y de complicidades afectivas. La voz narrativa nos toma el pelo, juega con el chiste, con el absurdo. Novela híbrida, fragmentada, que arriesga, crepita en hervores allí en donde el sinsentido se estrella una y mil veces para descascararse y mostrar un intersticio vacío desde donde emerge una intempestiva carcajada para quienes no saben qué hacer cuando se les pierde el manual de lectura. Novela de registros múltiples, que bien puede ser leída como cuaderno de trabajo, diario de artista, informe de investigación. Porta la huella del tono confesional y memorioso, pero a renglón siguiente, salta de la intimidad fabulada a la pausa reflexiva, al libro leído, al fragmento citado, a la desafiante ironía, para pasar luego al recuerdo de infancia, pero también al humor que desencaja cualquier pretensión de certeza o acabamiento. Vuelvo al ensayo acerca de cuando las imágenes tocan lo real. El montaje, observa el filósofo, desborda las ataduras del tiempo lineal y homogéneo. Se abre a la multiplicidad de historias, a las complejidades del tiempo. Tal ejercicio supone una puesta en movimiento de la imaginación. Se trata de una elección de escritura, y es lo que me interesa destacar, que apuesta al encuentro de disímiles registros en el curso de una narración que junta, rememora, documenta, nos interpela, recoge retazos de memoria, de experiencias, de lecturas. Es en ese movimiento que la escritura cruza la fabulación, los guiños autobiográficos, las resonancias intertextuales, allí en donde es la vertiginosa fuerza de la imaginación la que pone en movimiento el portentoso inacabamiento discursivo. (O)
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¿Qué significa un premio literario?
Escribo este artículo porque, desde hace cincuenta años, me interesa la literatura ya que he ido aprendiendo que ella trae palabras y conceptos que pueden cambiar en algo a un lector. Pero la literatura también tiene una dimensión institucional, un carácter público, puesto que divulga lo que en principio es un pensamiento propio, un sentimiento íntimo, una ficción novedosa. Es institucional, además, porque de ella se encargan las universidades, los grupos intelectuales, los libreros, los críticos; también porque existen distinciones, como los premios que cada año el Municipio de Quito otorga a las mejores obras.
En diciembre se dieron a conocer los ganadores de estos galardones, en cuyo proceso intervienen factores subjetivos que deben presentarse con la mayor transparencia. Pero esto no ha ocurrido con el premio a la mejor novela. Dos de los tres jurados del Premio Joaquín Gallegos Lara decidieron, por mayoría, premiar El nuevo Zaldumbide, de Salvador Izquierdo. En la sesión del Concejo municipal que debía aprobar los informes en los que se hallaban los veredictos se conoció que Francisco Proaño Arandi, uno de nuestros grandes novelistas, esgrimía otras razones como jurado para premiar La escalera de Bramante, de Leonardo Valencia.
Que haya discrepancias es natural, pero ese apunte de Proaño anima a que comparemos desde afuera. Y cualquier lector informado puede valorar las dos novelas en cuestión para percibir cierta opacidad en los propósitos de los dos jurados que votaron a favor de Izquierdo. La prueba de esto está en los textos. La de Izquierdo es una narración bien escrita que registra cómo el regalo de un abuelo puede despertar significados muchos años después; es un texto narrativo que, si estuviera publicado con un tamaño normal de letra, llegaría acaso a 45 páginas. Es una reflexión sin invención, como algunas apuestas narrativas de hoy.
La escalera de Bramante, en cambio, es una realización narrativa completa que afirma un modo de novelar (en letra menuda, tiene más de 600 páginas, pero no propongo que el único valor sea la extensión) y que construye un universo conjetural sobre Quito, el Ecuador, la política extremista de los fanatismos, las paradojas de los militantes y activistas, la relación de las artes con la memoria, el problema de la representación de nuestra identidad. Es un amplio fresco literario que cuestiona las décadas recientes del país y que erosiona nuestros modos de actuar y de ser. Es una estupenda novela aquí y en cualquier parte.
Por esto preocupa que, por motivos incomprensibles, se haya escamoteado este premio a una novela impactante. ¿Qué tenemos, entonces? Que un texto interesante le gana a uno de gran solidez; que un texto en el que su autor agradece la ayuda de otro escritor que actuará como jurado vence a otro cuyo autor exhibe un talento narrativo sostenido; que un texto publicado por un autor en su propia editorial derrota a otro que ha sido examinado en un riguroso camino de edición en la editorial Seix Barral. Todo parece indicar que dos jurados utilizaron El nuevo Zaldumbide para premiar algo que no era la calidad literaria. (O)
Plan V, 1 de diciembre de 2019
Escritor
Yo, lector, y el Premio Joaquín Gallegos Lara
Escribo desde la autonomía del lector: punto de encuentros y desencuentros, espacio solitario en el que el gusto, el enamoramiento, o, por el contrario, el desagrado y el rechazo se hacen presentes en cada párrafo, en cada imagen, en cada personaje que llega, encontramos o traemos a nuestra vida. Desde esa condición, me pronuncio sobre el Premio Joaquín Gallegos Lara, que anualmente otorga el Municipio de Quito.
En este año, dos de los tres miembros del jurado, optaron por la novela El nuevo Zaldumbide (Festina Lente, 2019), de Salvador Izquierdo. La escalera de Bramante (Seix Barral, 2019), de Leonardo Valencia recibió el apoyo del escritor Francisco Proaño Arandi ―voto en solitario― y no fue galardonada.
La obra literaria de Salvador Izquierdo es prometedora: he leído Comunidad abstracta (Cadáver Exquisito Ediciones, 2015), Te Faruru (Campaña Nacional del Libro y la Lectura, 2016), Régimen, te perdono (La Caída Editores, 2017) y El nuevo Zaldumbide (Festina Lente, 2019). Los dos primeros relatos me cautivaron por su novedad e ingenio. Sobre El nuevo Zaldumbide conversé con Salvador Izquierdo durante una corta y grata visita que él y Romina, su compañera, me hicieran en Bahía de Caráquez. Le dije que me había gustado ese vibrante y a la vez enternecedor comienzo en que relata las circunstancias en que su abuelo Jorge Salvador le obsequia un ejemplar de La égloga trágica (Quito, 1956), de Gonzalo Zaldumbide ⎯obra y autor fueron estigmatizados por la crítica literaria de izquierda en los sesenta⎯.
Izquierdo lanza señuelos para una nueva lectura de Zaldumbide, pero su novela va más allá. Los recuerdos vigorosos de un abuelo que se erige como un súper yo ante el cual el narrado confiesa: «Pero sólo soy un nieto, nada más», se entrelazan con los devaneos en torno a un extravagante proyecto de investigación sobre «gafas de sol» y escritores, con reflexiones autobiográficas y también con sus opiniones sobre algunos aspectos de la vida literaria local. Como parte del cierre de la novela, ensaya una carta a Benjamín Carrión: «Necesito que interceda por mí, como habrá hecho en vida, por tantos otros artistas locales» dice en una de sus partes. La carta es una parodia, un punto de quiebre que por lo menos a mí, como lector, no terminó de convencerme. Más allá de los recursos que utiliza y de la temática de El nuevo Zaldumbide, mi preferencia permanece con los dos primeros libros citados.
Leonardo Valencia también ha sido un autor que ha atrapado mi atención. Sus dos ensayos El síndrome de Falcón (Funambulista, 2006) y Moneda al aire (Turbina Editores, 2018) han sido contribuciones significativas a la crítica literaria. Su novela El libro flotante, que tiene varias ediciones, es un ambicioso y logrado proyecto. Esto ha sido ampliamente reconocido por la crítica académica en las voces de Wilfredo Corral y Antonio Sacoto. No se quedan atrás El desterrado (Debate, Madrid, 2000), sobre el que Christopher Domínguez Michael hizo un detallado comentario en la revista mexicana Letras libres (Domínguez Michael, 2000); ni el libro de cuentos La luna nómada, de la que existen varias ediciones, y por último, La escalera de Bramante (Seix Barral, 2019).
Más allá de la decisión de la mayoría del jurado del Gallegos Lara, hago votos para que el reconocimiento a Salvador Izquierdo represente un renovado impulso a su creación literaria, que ya ha dado obras importantes a sus lectores
La recepción de esta última novela ha sido altamente positiva y la crítica ha destacado su riqueza estilística, el depurado lenguaje que utiliza, la compleja y lograda urdiembre y de tramas que transcurren en diversos escenarios y tiempos, personajes multifacéticos, el carácter metaliterario de muchos pasajes y una erudición que lleva al lector de la pintura, a la música, a la poesía, sin eludir los dramas y sentimientos que toda vida humana enfrenta en algún momento: el amor, la muerte, el desarraigo, el dolor, la amistad. El capítulo Las troyanas es soberbio y constituye por sí mismo una ineludible referencia. Está además la sorprendente mirada sobre Quito, que surge en los diálogos entre Raulito y el Cónsul, dos de sus personajes. Francisco Proaño Arandi resumió en su dictamen la riqueza de la novela ( (Centro Cultural Benjamín Carrión, 2019). La escalera de Bramante culmina un largo proceso creativo de Valencia que abarca el conjunto de su obra de ficción y de crítica.
El dictamen de un jurado responde a gusto e inclinaciones. ¡Son lectores! Sin embargo, algo de objetividad debe fundamentar sus decisiones. Tan solo la distancia temporal, más allá de las modas del momento y de las rencillas que caracterizan al mundo literario, podrá dar a una novela el lugar que le corresponde en el torrencial río de la literatura. Alicia Ortega Caicedo, profesora de la UASB y reconocida crítica de literatura, fue uno de los miembros del jurado del Gallegos Lara. Me interesa la crítica literaria, género poco cultivado en el país, de manera que hace poco leí su libro Fuga hacia adentro: la novela ecuatoriana en el siglo XX (UASB-Corregidor, 2017). Me sorprendió que el capítulo final, que tiene el sugestivo título ¿Desde dónde nos leemos? esté dedicado casi exclusivamente a rebatir las tesis de Leonardo Valencia expuestas en El síndrome de Falcón. En palabras de Ortega: «La ansiedad de nuestros escritores por participar en el canon de la “novela mundial” expresa una variante del deseo, de raigambre colonial, por formar parte de ese inapreciable ramillete literario metropolitano». (Ortega, 2017, pág. 433 y ss.) Es inevitable concluir que Valencia sería parte de estos escritores ansiosos de reconocimiento e inclusión en las capitales literarias. ¿Es censurable ese deseo? ¿Es ilegítimo que un escritor establezca como su escenario de referencia la «novela mundial»? ¿Es reprochable que jóvenes escritoras ecuatorianas procuren publicar en España y en Estados Unidos para ser parte de «ramillete literario metropolitano y así satisfacer un deseo de “raigambre colonial”»? No lo creo. Preguntas y preguntas: en su condición de jurado ¿Desde dónde leyó Alicia Ortega, La escalera de Bramante? ¿Desde la crítica al cosmopolitismo y a la extraterritorialidad? ¿Desde su radical desacuerdo con El síndrome de Falcón? ¿Privilegió su juicio al crítico Leonardo Valencia y no la lectura de la novela La escalera de Bramante?
Más allá de la decisión de la mayoría del jurado del Gallegos Lara, hago votos para que el reconocimiento a Salvador Izquierdo represente un renovado impulso a su creación literaria, que ya ha dado obras importantes a sus lectores. Desde mis preferencias literarias, él y Sandra Araya destacan sobre la pléyade de escritores de su generación. Por otra parte, ni La escalera de Bramante ni Leonardo Valencia necesitan de menciones ni premios, aunque nunca están de más. Su calidad está sobre esto. Estoy convencido de que La escalera de Bramante es un hito. «Novela planetaria» la llamó Wilfrido Corral (Corral, 2019).
Trabajos citados
Centro Cultural Benjamín Carrión. (28 de Noviembre de 2019). http://ccbenjamincarrion.com/listos-los-ganadores-de-los-premios-municip…. Obtenido de http://ccbenjamincarrion.com
Corral, W. (2019). La utilidad de El síndrome de Falcón y Leonardo Valencia. Estudio introductorio. En L. Valencia, El síndrome de Falcón. Lectura inasible y nacionalismos. Quito: Centro de Publicaciones PUCE.
Domínguez Michael, C. (31 de Diciembre de 2000). Letras libres. Obtenido de https://www.letraslibres.com/mexico/libros/el-desterrado-leonardo-valencia
Ortega, A. (2017). Fuga hacia adentro. La novela ecuatoriana en el siglo XX: filiaciones y memoria de la crítica literaria. Quito-Buenos Aires: Universidad Andina Simón Bolívar-Corregidor.
Silencios dignos
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